sábado, 26 de enero de 2008

Mundo Industrioso


Se podría tratar de uno de esos pasatiempos consagrados a identificar las ocho diferencias entre uno y otro dibujo, y sin embargo son muchas más, y a la vez solo una, pero que como los errores, es de concepto.

La industria occidental y la china apenas sí persiguen diferentes objetivos. La competitividad, la cuota de mercado marcan la pauta, y el beneficio por encima de todas las cosas... Pero mientras que unos construyen sin parar (teóricamente el futuro) a costes cada vez más irrisorios, los otros nos las vemos negras para reciclar tanto cachivache.

¡Qué rayos! Apaguen el aparatejo este y váyanse a dar una vuelta por ahí, a disfrutar del aire libre mientras eso todavía sea posible. Porque si no le ponemos remedio, muy pronto al muñequito de contar las fechas de Érase una vez el hombre se lo podrían engullir tantas y tantas basuras que generamos.

Además, está bien sentarse al ordenador un rato, de vez en cuando, y si no hay nada mejor que hacer, pero el espíritu también tiene hambre de otras diversiones, y no siempre se puede comer de latas.

Ea, lo dicho. Que nuestros ancestros sabían reconocer a las aves de lejos por su forma de volar, estorninos, vencejos, grajos, mirlos, y nosotros al respecto no nos comemos un colín... Tanto que ponemos al ecosistema por testigo de nuestras más nobles e intrinsecas intenciones.


Familia de instrumentos de cuerda poco cuerda


Una familia de guitarras, fervientes seguidoras de nuestro blog ciberespacial FOOD AND DRUGS, nos reciben en su domicilio privado de Fuentealgarabía.

Comienza la entrevista preguntándoles por el benjamín de la casa.
"El pequeñín" nos dice su orgullosa madre "es el que más disfruta con los dibujos y chascarrillos del ordenador". "No para de hablar de FOOD AND DRUGS desde que le salió su primera cuerda" nos comenta el padre de la criatura.

Todo parece estar pensado para la música en este entrañable hogar de la serranía carpetovetónica. "La acústica es excelente" señala nuestro anfitrión, al tiempo que nos deleita con algunos acordes del Concierto de Aranjuez del maestro Joaquín Rodrigo.

"Encuentro a FOOD AND DRUGS un poco superficial si acaso" nos confesará más adelante a voz en cuello, un tanto arrobado por despacharse tan de principio con una crítica, para al instante siguiente afirmar que "es sin embargo la clase de entretenimiento al que una guitarra gusta de entregarse después de una larga jornada de trabajo".

Y es que estas valiosas piezas de artesanía, ahí donde las ven, no son simples objetos decorativos.
"No, no ,no. Ni muchísimo menos" puntualiza el patriarca. "Nuestra vocación como instrumentos musicales es la de sonar y hacerse sentir nuestro arte". "Aunque haya gente a la que ello pueda causar malestar o incomodidad" remarca su señora.

No termina la charla sin que el pequeñín, ante la mirada embelesada de sus progenitores, se arranque con las pocas notas que de momento conoce.
Y ella, que lo ha llevado en su vientre durante nueve meses, apenas puede reprimir su emoción: "Es muy pronto aún para las conjeturas, pero yo creo que tiene madera de genio"
Amor de madre.




viernes, 25 de enero de 2008

La tan temida crisis


Las bolsas se desploman, el índice Dow Jones pierde tropecientos puntos en una sola jornada y el Ibex acaba en cachitos... Enseñando sus vergüenzas.
La economía occidental, cada vez más atenazada por los precios de las materias primas, y especialmente el petróleo, van con la lengua fuera y ya no pueden más.
Es el preludio de la crisis, o mejor dicho, sus primeros pasos sin el tacatá.

Todo ha subido un euro, desde lo grande a lo pequeño. Me refiero, a todo aquello de lo que nos enteramos y aún somos capaces de echar la cuenta, que de lo demás habrán sido unos cuantos más.
Pero no hay que hacerse mala sangre por ello, ni ser catastrofistas. Si no se llega a fin de mes con los actuales salarios, no hay que desesperarse. Alguna solución habrá. Una buena idea al respecto sería hacer los meses más cortos. De 25 días, por ejemplo.
Ya puestos, si Mahoma no va a la montaña, que la montaña vaya a Mahoma. ¿No fue él mismo, Mahoma, el que dijo que al lado de la dificultad siempre está la facilidad?

Se trata solamente de replantearnos un poco nuestro día a día. Como nuestros amigos, entrecomillado lo de amigos, del dibujo, que bien se ve que tampoco pierden el tiempo.


viernes, 18 de enero de 2008

Deportes extremos


Llega el fin de semana y después de haber hibernado durante infinitas horas en una oficina de medio pelo, el ciudadano medio solo piensa en una cosa, la escasa chicha que tiene su vida.

Sí, acostumbrados a ver esas películas de acción en las que los protagonistas sortean innumerables peligros y dificultades, y todo ello sin despeinarse, nada de lo que nos sucede parece realmente estar a la altura de lo aceptable. Decididamente, nuestras mediocres existencias no resisten la comparación.

Es muy triste, desde luego, que el mayor enemigo que nos acecha agazapado en la penumbra, no pase de ser ese repulsivo despertador mañanero del que ya estamos hasta la coronilla. No cabe duda por otra parte de que la reiteración es fatal en estos casos. Le resta mucha emoción al desenlace.

Afortunadamente, para aquellos a los que este vegetar de días planos y previsibles resulte altamente intoxicante se inventaron los deportes de riesgo o deportes extremos. Tenemos pues, entre otros, el montañismo. Ideal para los que deseen diñarla tiesos de frío y boqueando el escaso oxígeno de las cumbres nevadas (también para aquellos que se conformen con perder dedos y hasta extremidades enteras a manos de la gangrena), y en no menor medida el paracaidísmo, para que esos "lanzados" que nunca llevaron encima el anillo de casados aprendan realmente a valorarlo, y a apreciar más a su pareja, la anilla, con la que a fé mía trataran por todos los medios de llevarse bien.

Están también los safaris, con mucha más tradición y solera. ¿Quién no prefiere ser devorado por un león, el rey de la selva, en lugar de por una gastroenteritis vírica en un chiringuito de la playa? ¡Mil veces antes!

O el surf y el windsurfing, con todas sus variantes y mutaciones en la forma de monopatines, snowboard, skate boarding y unos tropecientos palabros más en spanglish, de los que preferiría no tener que hacer aquí inventario. Para romperse brazos y piernas no requieren de ninguna dedicación especial y basta simplemente con probar. Así de sencillo.
Y no, tampoco hacen falta habilidades especiales para desnucarse.

Y qué no decir finalmente del submarinismo, objeto de nuestra reflexión gráfica.
Estaba muy bien con lo de Cousteau, todos lo admirabamos, pero a veces tiene uno la sensación de que ahora ya son demasiados los que bajan a las profundidades oceánicas a tocarles las narices a los pobres pececitos, y que no está mal, que de vez en cuando, se les aparezca uno de esos que tienen dos filas de colmillos en cada mandíbula, para recordarles quien manda en el barrio.

Si al final no va a ser tan malo, ni tan perjudicial para la salud, eso de despatarrarse en un sillón y pagar el partido de liga de la jornada correspondiente. La descarga de adrenalina viene igualmente garantizada, y es mucho más aséptica.

Vuelve mejor, eso sí, uno a la oficina el lunes, con más paz interior, después de convencerse de que por ahí adelante no se nos ha perdido nada.

martes, 15 de enero de 2008

Amor en la Red


Hoy me han contado una historia singular. Se trataba de dos personas que se habían conocido por internet y que sin querer-queriendo, a fuerza de irse haciendo confidencias, de si lo mal que le va a mi matrimonio, de si a mi pareja actual no la soporto, denominador común de ambos, se habían enamorado perdidamente el uno del otro.

A tal extremo llegó la cosa, que, decididos a hacer realidad su apasionamiento, acordaron una cita. Los nervios eran mayúsculos. Dos personas que no se conocían físicamente, pero que en lo sentimental convergían de tal manera... ¡Aquello tenía que materializarse! Cualquier defecto habría de perdonarse, de minimizarse, tornar en aceptable los otrora obstáculos insalvables, pues no podía ser impedimento a que una relación con tamaña empatía cuajase. Pero, cual no sería su sorpresa al llegar al lugar fijado, y encontrarse con que, los amantes furtivos, no eran sino ellos mismitos. Esa denostada pareja/as de las que decían sentirse tan defraudados.

Verdad o no, la historia incide ciertamente en un factor ante el que la magia de internet sigue siendo impotente. La química del momento, los aromas, las feromonas que alegremente pululan por el aire, el fulgor de una mirada furtiva, esa otra melodía que calladamente brota de nuestro cuerpo, sin que podamos evitarlo, y que casi siempre nos deja en mal lugar en el momento que más lo necesitamos. Todo eso nos lo hurta este querido internet nuestro, y al que todo hay que decirlo, le exigimos más de lo que él, en su sabiduría infinita, es capaz de proporcionarnos.

Como es lógico todo se ve más fácil desde la comodidad de un asiento bien mullido y con la estufa al lado. ¿Qué el brillo del monitor nos molesta a los ojos? No hay problema, se le baja un par de puntos con el ratón y asunto resuelto.

Seamos serios, las cosas del corazón, donde mejor están es fuera de la pantalla.

Y si no que se lo digan a nuestro confiado amigo del dibujo, al que cupido empujó a cruzar el charco.

Por desgracia con la mutua predisposición no es suficiente, y no vale la pena recorrerse medio mundo para encontrarte con alguien presto, en el menos malo de los supuestos, a desembarazarse de ti (o viceversa).