domingo, 30 de diciembre de 2007

¡¿Qué regalar?!


Opciones hay muchas, desde luego, pero acertar con la ideal no es nada fácil.

Cierto es que no hay que estrujarse mucho los sesos. A fin de cuentas, los regalos navideños no cumplen sino la función, más que otra cosa, de honrar al agasajado demostrándole nuestra cercanía y estimación, y generalmente este dispone de solvencia económica, por sí mismo suficiente, para comprarse aquello que más le gusta o necesita: Ya sea ropa de marca, caprichos gastronómicos o cachivaches tecnológicos de última generación. Por lo que con arrancarle una sonrisa, el objetivo se dará por conseguido.

Sin embargo cambia mucho la cosa con los niños. O, parecidamente, a la hora de premiarse uno mismo por haber aguantado, de una pieza, un año enterito cuajado de achaques físicos, reprimendas y monsergas profesionales, ensoñaciones artísticas regresando del frente en una bolsa de plástico y los siempre ineluctables jamacucos emocionales.

En estos casos acertar es la premisa fundamental, y con la simple aproximación no habremos hecho nada meritorio.

Ello implica, naturalmente, estar dispuestos a desembolsar una importante cantidad de divisas, no bastando con ir una sola vez al cajero. Y aquí es donde surge la disyuntiva.

Los niños, y sobre todo los adolescentes, que por lo común miden el afecto de sus padres a través de nada complejas fórmulas, solo se sienten queridos si, lo que se encuentan bajo el árbol de navidad, es mejor y más chachi piruli que lo que Papa Noel les ha dejado a sus vecinitos. Y si sus juguetes no sirven para convertirles en los críos más populares de la urbanización de adosados, entonces el fracaso escolar del verano subsiguiente estará garantizado.

La cuestión no es tema baladí, ya está visto, y no se trata aquí por tanto de meter la cabeza en un hoyo como las avestruces. No queda pues más remedio que afrontarla.

¿Y qué es lo que los niños quieren?

Pues lo que las mujeres, lo que está más de moda.

Es el caso del juguetito que se parodia en la ilustración, el cual ha sido - casi diría yo que noche y día - anunciado y promocionado a base de demostraciones prácticas en los centros comerciales de medio mundo.

Pero no se apure. La mecánica es abrumadoramente simple. Es coger el "invento" este, que es como un vulgar mando a distancia multiusos de compatibilidad universal, y en la pantalla, unos muñequitos teledirigidos en sintonía con los escorzos propios, corren, saltan, hacen aspavientos, se zurran y persiguen a una pelotita por usted. Todo casi sin esfuerzo por su parte, o mejor aún, siguiendo la Ley del Mínimo Esfuerzo. De forma que, sin haberlo pretendido, sin ser esa la intención, vemos cumplido uno de nuestros anhelos más ancestrales como integrantes de la raza humana. Hemos hecho realidad el sueño mítico de defenestrar los antipáticos 1º y 2º principios de la Termodinámica.

¿Será posible por fin jugar sin cansarnos, y darnos de guantazos sin que a nadie se le mueva un diente, la mandíbula, o medio lado de la cara, o que haya que rebozarle de arriba a abajo en mercromina?

¿Se acabarán las guerras y los deportes violentos...?

¿¿¿Adiós por fin a la violencia???

Resta no obstante por ver lo que tarda en salir la versión "X" o "3R" del chintófano de marras, como ya ha pasado anteriormente con sus hermanos mayores, no tan desinhibidos en lo que a la frontera entre lo virtual y lo real se refiere.

¿Se lo pedirán este también los "nenes" a los Reyes Magos?




miércoles, 26 de diciembre de 2007

La Caja Negra


¿Creías que tu única preocupación eran las calorías...? ¿...Que estabas a salvo de las verdaderas miserias del mundo?
La sensación permanente de transitar en la rutina, apropiándose esta de nuestro destino a cambio de amparo y protección, puede confundirse fácilmente con el aburrimiento.
Pero la vida es tan frágil como el vuelo de un avión de pasajeros, y muchas veces ni nos damos cuenta de ello, hasta que de pronto se enciende un pilotito que indica que algo no va bien.
Y las tragedias solo encuentran una explicación cuando ya nada puede evitarlas.


Quasarts entertainment presenta


Una producción Quasarts literary division en colaboración con Mato Grosso pictures


LA CAJA NEGRA (THE BLACK BOX)

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PRÓXIMAMENTE

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domingo, 23 de diciembre de 2007

¿La Navidad un camelo?


Otro año más el "gordo" ha vuelto a pasar de largo. De nada ha servido el comprar boletos y participaciones de todos los tamaños y colores. La provincia de Ourense está gafada y así seguirá per secula seculorum.
Y este año sobre todo ha sido más frustrante, viendo el ambiente navideño que se palpaba por las calles, y como hasta entrañables grupos de niños cantando villancicos, habían dejado oír sus voces al paso por las calles peatonales de la ciudad. Pero, lo que es los del colegio de San Ildefonso, ni una nota han salido de sus gargantas que pudiera tener repercusión alguna en los corazones, o mejor dicho en los bolsillos, de los vecinos.
No importa que las fórmulas matemáticas y estadísticas tengan la clave para explicar esta sequía (hablando de sequías), el hecho es que jamás llueven los millones por esta tierra.
Somos como Cuenca, Teruel, nuestra hermana Lugo, Zamora, Soria, Ciuda Real, Jaén... La lista es larga. Solo nos llega el protagonismo cuando se trata de las desgracias. De las desgracias y de las barbaridades.
Resta pues, por lo tanto, hacer de tripas corazón y reciclar las perdidas esperanzas con la vista puesta en el sorteo del niño. Pese a que, no sé yo, tratándose esta de una de las provincias con el índice de natalidad más bajo del país, y hasta del planeta, el panorama no invita a hacerse muchas ilusiones.
Sea como sea !Suerte! y, ánimo, que lo importante es la salud.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Aumenta la Edad de Jubilación


Por lo pronto las autoridades lo han dejado caer como quien no quiere la cosa.
Será voluntariamente aceptada, como se solía decir antaño de la comunión, y nunca más allá de unos límites considerados prudenciales. Eso sí, revisables quinquenalmente, por si acaso.
Así que, en principio, aquellos que disfrutan de trabajos socialmente bien reputados (médicos, abogados, directivos de empresa, etc...), con despachos amplios y lujosos, amén de primas y honorarios mastodónticos, se podrán ya por fin honrosamente consagrar al deber moral de estirar su vida laboral. Todo por el bien de la comunidad. Mientras que los de fuerza bruta, estrés galopante y productividad a destajo, continuarán a lomos de los jóvenes. Esa juventud tan escasa, y cada vez más mal educada y malacostumbrada, que dicen por ahí...
No parece pues que, así planteado, vaya a solucionarnos mucho la papepleta la cuestión esta de prorrogar lo improrrogable. De hecho, más bien apunta a todo lo contrario.
Sea lo que sea al final, los que seguimos en la brecha, ya bastante habremos hecho llegando a los 65 con salud. Porque al paso que vamos...