Otra pregunta que formulamos en este blog tan analítico:
¿Hubiera sido posible rodar la película "Naúfrago" de Robert Zemeckis si en lugar de llevar ese por título, este fuera el de "Naúfraga", es decir, si la protagonizara una mujer?
No parece, desde luego, que las convenciones sociales den tanto de sí.
Y sin embargo una mujer hecha y derecha, con los "esos" bien puestos, perfectamente podría tener las mismas probabilidades de supervivencia en una isla desierta, e ignorada en los mapas, que el más experimentado de los hombres. O sea, muy escasas.
Conste que el film hollywoodiense es a mi parecer todo un tratado de en lo que ultimamente se han convertido las películas del otro lado del atlántico. Una elaborada estructura melodramática la cual bien pudiera confundirse con la subliminal riada de anuncios publicitarios a los que da cobertura.
Todos los bienes de consumo de la sociedad yanqui copando desvergonzadamente los primeros planos y con los principales trazos del argumento rendidos a sus pies.
Lo bueno si acaso de Naúfrago es que no hay ese cinismo de otras ocasiones.
Tanto Fedex como Wilson promocionan sin complejos los productos que fabrican, y que en definitiva son los que financian los espectaculares efectos especiales (que si bien no nos libran de pagar el precio de la entrada).
Una obra totalmente prescindible y que no iría más allá del mero entretenimiento que proporciona a las cerca de dos horas que dura, de no ser por su banda sonora, marca de Alan Silvestri, y la archifamosa escena de Tom Hanks y el balón yéndosele con la marea. Esta última, de antología.
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