viernes, 2 de mayo de 2008

Energía Impía


El debate sobre desarrollo ecosostenible ha ido ganando terreno día a día, y hoy es prácticamente tema obligado, ya sea en consejo de ministros o en un corrillo de amiguetes frente a unas tapas de calamares.

Lo que sí no es de prever, me temo, es que acabe llegando a los verdaderos interesados, es decir, a los sufridos animalitos, que son los que realmente lo experimentan en carnes propias. Pero no hay duda de que sería divertido, y desde luego muy didáctico.

Es por tanto una pena que no tengan estos ni voz ni voto, pues así de golpe y porrazo, como que nos quedamos sin una opinión, más que cualificada, para valorar qué es ecologismo y qué no. O dicho de otro modo, para identificar en qué momento, por ejemplo, un parque eólico deja de ser un bien medioambiental, para transformarse en la misma fórmula más o menos encubierta de negocio, usura y acaparación del suelo.

Pero es el mismo tema de siempre. Por desgracia, continuamos embarcados en un modelo de economía que no tiene trazas de replantearse su relación con los recursos del planeta. Mal que nos pese, limitados.

En un siglo que parecía destinado al despegue y consagración definitiva de la microingeniería, y el triunfo de lo diminuto como palanca de progreso tanto en biología como en medicina, extendiendo por ahí las fronteras de nuestro bienestar, se sigue con la idea infantil de inaugurar el rascacielos más alto y el puente más largo del mundo.

No importa que sean vertidas toneladas y más toneladas de cemento y asfalto a diario, y ni se repara en que llegado algún momento estará todo a rebosar. Si no hay sitio, se le busca.

Tanto pues con que si somos, el ser humano en plural, el rey de la creación, y la estamos dejando hecha una escombrera.

Ya que entonces ellos, los animalillos, no pueden, hemos pues de ser nosotros, los artistas y pseudoartistas, los que les prestemos nuestra voz. Esto es, los que tratemos de evitar el destrozo impune de nuestra riqueza natural, mediante la vieja receta de ponernos en su pellejo. Como decía aquella campaña publicitaria contra el abandono de perros: "Él no lo haría".

Ya. Pues, conociendo el percal... Bien tonto.



3 comentarios:

Quico dijo...

Toda la razón del mundo!!
Aquí en el Barbanza consiguieron paralizar las obras de un parque eólico porque había un nido de gavilanes... pocos días después apareció destrozado y continuaron las obras (unos vándalos dijeron...).
Y no es por el nido sólo, es por lo feo que son esos "parques", por lo que destrozan al ecosistema y porque la energía que generan la tenemos que pagar como si viniese de la China... Galicia verde!?... depende.
Un saludo!

Vhrsti dijo...

Great cartoons here!
Best regards from Czech Republic.

Zzzz dijo...

Qué desastre lo del artista cruel! a su madre tendrían que atar en la galería...
Hazte como yo del Movimiento por la extincion Humana Voluntaria...