martes, 11 de noviembre de 2008

Piratería Internacional


Por lo visto, en estas últimas fechas vuelve a haber mar de fondo en torno al cuerno de Africa. Y es que cuando hay cuernos de por medio, por regla general, el lío suele estar garantizado.
Bromas aparte, los piratas somalíes parece ser que vuelven por peteneras, y han demostrado hallarse más activos y mejor preparados de lo que en principio se esperaba, para desgracia de los atuneros vascuences.
De hecho, estos no son, no señor, los pobres inmigrantes de los cayucos y pateras, famélicos y desarrapados, que huyen de la miseria endémica del continente negro, y que es la primera imagen que a uno se le viene a la memoria.
Y tampoco son cuatro alborotadores de barrio, armados con palos y con pinchos, que simplemente se conforman con hacer valer sus preceptos sobre el terreno frente a las industrias pesqueras del ensoberbecido y despilfarrador primer mundo, en un intento de impedir que les usurpen sus riquezas marinas.
Lo que hay montado es todo un operativo mafioso de secuestro y extorsión, que es llevado a cabo por profesionales. Comandos, que al margen de hallarse pertrechados con el material bélico más moderno e intimidatorio, rifles de asalto Kalashnikoff, lanzagranadas, etc…, cuentan con tecnología puntera en cuanto a radares y conexión a satélites, lo cual les permite localizar y disponer de sus presas con precisión telemétrica. Todo pagado a cuenta de los rescates que, con gran dolor de corazón, han de pagar los armadores de los buques capturados.
Pero esta no es la peor piratería a mi juicio. Y que las malandanzas de estos corsarios del Índico se nos acabe repercutiendo sobre el precio de la lata de atún en conserva, tampoco, para ser sinceros, me quita el sueño.
La piratería que a mí me preocupa, y que, en toda discusión con alguno de sus partidarios, me empuja a niveles de ofuscación muy por encima de lo contemplado por la escala de Ritcher, es la que respecta a la sufrida por la propiedad intelectual.
Para mí el que de unos años atrás a esta parte hayan florecido los programas de intercambio de ficheros vía Internet, como el e-Mule, o el Bitorrent, sería lo que en gran medida explicaría el progresivo declive, por no llamarle gangrena, de las industrias del entretenimiento tradicional. Estando aquí, la cinematográfica, a la cabeza de todas en cuanto a perjudicada.
Hoy en día, el querer ver una película en formato de pantalla grande, es ya una quimera de cuya semblanza dan solamente testimonio los libros de historia.
Obras como Siete novias para siete hermanos, Alí Babá y los cuarenta ladrones,101 dálmatas, y así sucesivamente, no tienen cabida, literalmente hablando, en los minúsculos reproductores con los que nos asaltan en las tiendas de electrónica. Solo caben el protagonista, la protagonista, y si se tercia, algún artilugio de placer sexual. ¡Y perdón por la ordinariez, pero es la realidad!
Hemos de salvar a nuestra cultura, y a nuestro arte, de los tentáculos perversos de la piratería. Una piratería de la que todos formamos parte de una manera más o menos inconsciente, más o menos indolente… Y que lejos de reportar un avance, constituye todo un retroceso.
Corrijámonos pues ya mismo, y a partir de ahora, y con solo un pequeño esfuerzo de voluntad al día, lograremos volver a disfrutar de nuestras obras de arte favoritas, en buena compañía y a lo grande. Y sin dejar los sueños nuestros, y los de nuestras generaciones venideras, en las manos del Capitán Garfio.

Dibujo dedicado con cariño a todos los trabajadores y trabajadoras de la industria pesquera y conservera, en las que Galicia y España, son potencias de orden mundial.

Nota: Ha entrado en servicio el blog Status: Playing, que desde ayer le hace la competencia desleal a Food and Drugs. Pero no hay por qué inquietarse… En realidad el primero no es más que una marca blanca del segundo. Un refrito de mala muerte.
Nada… Yo no perdería el tiempo.

3 comentarios:

Notengonombre dijo...

Bueno, pues disiento. Convendrás conmigo en que internet además de muchas otras cosas nocivas, e incluso perversas, es también la mayor fuente de conocimiento existente hoy en día. Si quieres libros, aquí los tienes todos, si quieres diccionarios, cursos de idiomas, de acupuntura, de corte y confección...todo, absolutamente todo. Y es cierto, a costa de lo que tú llamas piratería, pero creo que no es justo acusar de pirata al último eslabón de la cadena. Me explico: Pongamos por caso que tú eres el "creador", el autor de una obra, por ejemplo una peli, pero no de esas que llenan los cines y que en el fondo cuentan de sobra con que yo voy a ser un piratilla, sino una peli minoritaria.
Cuanta gente te piratea la pasta que tu obra vale antes de que yo llegue a piratearla?.
Por qué ir al cine me cuesta un pastón si tú, como creador de esa peli te llevas un ínfimo mordisco de ese dinero?.
No será que estamos diferenciando dos clases de piratería?.
Claro claro, el intermediario tiene licencia fiscal y paga sus impuestos, es decir, es un pirata "legal". Pues no, no lo es, es un pirata con patente de corso, sin más.
Conclusión: yo soy un simple grumete al que le quieren pasar por la tabla, mientras el capitán garfio esconde sus tesoros en la isla pirata.
(pd. me encanta ver pelis en pantalla de reglamento).
Un saludo.

Joaquín Campos dijo...

TOTALMENTE DE ACUERDO CON CONTRA, ME HA FACILITADO EL COMENTARIO.
SALUDOS...

Unknown dijo...

muy bueno éste post con esa ilustración genial!! saludote