domingo, 13 de noviembre de 2011

Cuestiones intemporales



Está el mundo patas arriba, y como que ya hace algún tiempo que se me han ido quitando las ganas de arreglarlo.
Sí, amigos blogueros. Quiera uno o no, el desánimo ha hecho mella en mí.
Pensaba yo que no, que era inmune a esa clase de comportamientos derrotistas, pero bien se ha visto que todo era no otra cosa que vanas ilusiones.
Me autoengañaba pensando que algún día, estos escritos que de vez en cuando plasmo en mi blog, se beneficiarían de algún efecto mariposa, y algún sumo dignatario mundial, autoridad monetaria, o consejo de rabinos, me haría llamar para discutir conmigo las soluciones al problema global del mundo.
Pero ya lo veis. No ha sido así. Ellos, los politicuchos del tres al cuarto, se empeñan en hacer debates cara a cara, intrascendentes desde mi punto de vista, y todo lo relacionado con Food&Drugs, con las opiniones que vierto en este, mi humilde pero inmodesto (cuando le da por ahí) blog, son excluidas por completo de los temas a tratar.
Se siente uno como un microbio. Esa es la verdad.
Pero tampoco puedo decir que me haya cogido por sorpresa. El número de lectores y visitantes disminuye día a día, y, o bien es a causa de que publico poco, y la gente ya ni se toma la molestia de pasarse por aquí, o que me he vuelto un pelmazo insufrible, obsesionado con colocar por bemoles, y a contracorriente, mis soporíferos tostones, como si de la deuda soberana de un país mediterráneo se tratara.
Siendo, desde luego, perfectamente plausible, que se den ambos fenómenos simultáneamente. Eso también puede ser.
Por eso hoy, he decidido cambiar el chip. Sí, ya lo creo que sí.
En esta ocasión dejaré a un lado mis presuntamente sabias reflexiones, o esos elevados y profilácticos ideales de los que me suelo jactar, para - no me creáis si no queréis - hundirme en el fango y ponerme a chapotear en él como hacen los grandes traficantes de Telebasura.
Algunos, no satisfechos con las explicaciones que ya os he dado, os seguiréis preguntando, naturalmente, el por qué. Y es que razones hay muchas, y sería largo e innecesario ponerme aquí a enumerarlas, pero por si acaso, como nexo común de todas ellas, digamos que he identificado mi principal problema en la ausencia, en una ausencia total y manifiesta, de cercanía con respecto a los problemas más perentorios y acuciantes de todo lector o lectora de blogs.
Alguien que lee blogs, eso está claro, no busca artículos de opinión similares a los de los periódicos. En absoluto. Para eso se conecta a la web de alguno de ellos, y ya los tiene, todos cuantos quiera, a su disposición. Mucho más interesantes, mejor documentados, y, también, no me cabe la menor duda de ello, mejor escritos.

Luego, ¿Qué desea encontrarse aquí, ese alguien que vaga sin rumbo por la red?
¿Qué es lo que su espíritu inquebrantable le demanda? ¿Cual es el tan ansiado fruto que su carácter indomable le impele a explorar?
Pues bien, un internauta curtido en mil blogs, experto en descifrar las más inextricables bitácoras personales, lo que necesita es que le digan aquello que la gente omite, por pudor, miedo o ignorancia, o por que le conviene, acerca de los misterios de la vida.
Para ser más escuetos: Lo que todos callan y de lo que nadie suelta prenda.
Sí, los lectores serían felices si yo les contase cómo triunfar en la vida, en los negocios, en el amor… Sobre todo en el amor.
Vendrían como moscas si yo, de la noche a la mañana me convirtiera en un grandísimo motivador, y/o facilitador - que es ahora así como se les llama - que les sirviese de guía en sus atribuladas existencias de eternos aspirantes a algo. A ese algo que no siendo nada a la vez lo es todo.
Conocedor de todas las fórmulas y remedios infalibles.
Pero, por desgracia, amigos míos, ¿un ciego guiando a otros ciegos?… Como que no.

Es por eso que puedo aspirar a ofreceros como mucho, mi apoyo moral. El que mi esfuerzo por complaceros os sirva como consuelo. Pero mucho me temo que ni para eso sirvo. Mis palabras suelen ser, en su afán de revestirse de un cierto halo revisionista y desmitificador, más descorazonadoras que otra cosa.
La gente, cuando se va de esta, mi casa, mi humilde morada intelectual, lo suele hacer espantada.
Tanto poner los puntos sobre las íes, incluso a las que, como las griegas, bien podrían ir por el mundo sin necesidad de ellos, ha acabado por convertir mis peroratas, en no otra cosa que repulsivas cucharadas de aceite de ricino.
¡Con lo poco que me costaría hablar de chorradas intrascendentes! ¡De si menganito está colado por menganita, y se le ve a la legua, pero no tiene nada que hacer porque es un pobre mindundi, que no tiene donde caerse muerto, además de ser feo como él sólo…!
¡De si perenganita, que está todavía de buen ver, pero nadie quiere nada con ella porque tiene más ceros en el cuentakilómetros que el transiberiano…!
En fin, esas cosas escabrosas, que son típicas de las mentalidades más simples y previsibles.

¡¡¡Pero es que eso es lo que funciona!!!
¡¡¡Esa mierda es la que gusta!!!

No fue hace mucho, de hecho, que una tarde me vi pegado, con toda mi familia, frente al televisor. Todos abducidos, viendo el programa de una televisión autonómica - Canal Sur para más señas - en la que uno de esos presentadores repescados de los baratillos de las cadenas de ámbito nacional, Juan Imedio, hacía el gran milagro de juntar parejas de ancianos y ancianas, sin aparentemente nada en común aparte de la vejez, y escasamente poco proyecto de vida futura en el que escudarse, para, como ya digo, mágicamente, conducirlos por la, siempre sugestiva, senda del amor.

Mi blog, bien lo sé yo, debería ser como ese programa. Ofrecer esperanza, y reconfortar al extraviado… Insuflar calor humano, allí donde las sucesivas heladas de un invierno largo e interminable, han dejado las ramas de los árboles desmedradas y quebradizas.

Pero lo que subyace aquí es evidentemente un problema de personalidad. De la personalidad del autor, obviamente.
Más me valdría pues afrontar un cambio de actitud. Abandonar mis posiciones de escepticismo a ultranza, y yo mismo, sin esperar a convencer antes a nadie, lanzarme en picado a la conquista de un ámbito de existencia mucho más abierto, menos cínico, más ilusionador.
No juzgar. No juzgar a nada ni a nadie. Ni aún cuando venga de la mano de la Telebasura, mi gran Satán. Y mucho menos a quienes se dan el sí quiero, sea o no a través de un tubo de rayos catódicos.
Creer más en ese tipo de amores, por empalagosos que sean, como el que se profesaban, al arrullo de los gorgoritos de Celine Dion, Leonardo Di Caprio y Kate Winslet en Titanic. Y no tanto jugar, tan infantilmente, a ser el iceberg - aquel cacho de hielo con tan mala leche - que hundió el “insumergible” trasatlántico.
Porque… ¿Qué mérito tiene?
A la hora de hacer el mal, de enjaretar barrabasadas al prójimo, todo el mundo tiene una puntería extraordinaria.

Por intentarlo pues nada se pierde, que dicen por ahí… O quizás, como mucho, sólo las ganas de volver a intentarlo.
Ya veremos qué sale del experimento. Y si no hay que llamar a los bomberos.

7 comentarios:

Genín dijo...

Que va, a mi los "blog basura" tampoco me interesan, bastante tenemos con telecirco y compañia, pero con no verlos, listo el pollo, me interesa la opinión personal emitida con sencillez (Al no ser profesionales escritores no tenemos mas remedio) por los bloggers de a pié de los acontecimientos del día a día, y cuanto menos rollo kilométrico mejor, siguiendo eso de "Lo bueno si breve, dos veces bueno" y bien difícil que es expresarse concisamente y con brevedad...
Salud

Miguel Baquero dijo...

Yo creo, primero, que eres demasiado duro contigo mismo... u luego que tienes toda la razón en que hay blogueros que se dedican a repetir como loros la opinión prefabricada que les empapuzan los periódicos y a eso le llaman tener opinión propia,... no sé, yo para volver a leer, encima mal repetidas, las mismas consignas no tendría un blog... Y yo no creo que ese de arriba sea tu caso, así que nos eas tan duro contigo.

Por lo demás, cuál es el mejor tipo de blogs, sobre eso no sabría decirte. Sé que no me gustan los supuestamente políticos, como he dicho arriba, pero no sabría decirte... bueno, sí, yo creo que los mejores son los personales.

Tordon dijo...

Le percibo un poco derrotista, estimado Fudandrús, pero le recuerdo que el desánimo, como el herrero, nos forja a golpes.
Sus reflexiones no caen en saco roto y -como el grano- no hacen granero, pero ayudan a su compañero.
¡Anímese , hombre!
Y cuando le de el bajón, pásese por mi blog y le reconfortará comprobar que algunos somos capaces de acumular una ingente cantidad de mamonadas por bit sin tan siquiera inmutarnos.
Aunque inmersos en 23 horas y media de seriedad, ¿no nos viene bien media hora de locura ?

Es inevitable, es como una terapia.

Y -como puede comprobar por la frase anterior-, cualquier coartada es buena

Salu2

Merce dijo...

A mí me encanta tu blog, ya lo sabes. Llevo unos días sin poder pasar pero mi vida ha dado un giro de 180º y estoy perdida en el caos.

Pero te soy fiel tatalmente. Escribes muy bien y eres uno de los tíos que conozco... y eso en día no es tan normal...

Besos y sigue por aquí aunque sólo sea de vez en cuando!

Fiebre dijo...

A ver.
Tu problema (si lo es...que tú tienes tanto problema como yo soy monja) es que te rodeas de gente como tú.
Yo misma hay veces que llego casi para acostarme, y debo dosificar tus entradas y leerlas en dos o tres veces con atención porque ¿de qué sirve un ohhh, ahhh...magnífica entrada?

Y si escribes largo y te mola vomitar tus historias, es lo que hay.

En lo que tienes algo de razón es que algunas son tan largas que cuando una rubia como yo las ha mascado se me olvida comentar juas.
Pero no te quepa duda que aunque sea en algunas personas...el ´poso´queda.

Lo de Canal Sur que has puesto no puedo rebatírtelo.
Reconozco ruborizada que a pesar de hacer en enero 24 años que vivo aquí, no me identifico con su idiosincracia y lo tengo recolocado en el canal noveintaytantos de la tele por cable y jamás lo veo.

Ni siquiera las repeticiones de los goles del Málaga...

Anónimo dijo...

Es que a la gente le gusta la basura, las cosas buenas, con contenido... están abandonadas, nadie les hace caso

D:

yo me di cuenta de eso hace mucho tiempo, pero bueno, hay gente como nosotros que tratamos de aportar algo más o menos decente a la sociedad, aunque a nadie le guste

Saludos, que estés bien

Anónimo dijo...

Mira, Cristobal, te voy a decir una cosa y sólo la repetiré una vez :-) así que aprovecha la oferta: si tu blog fuera otra cosa, yo no entraría. Claro que tú, ante tales amenazas, podrías decir con total legitimidad, "y a mí que me importa..." Vale, pues dilo, pero que lo sepas (y aquí es donde me repito) que yo entro en tu blog porque no es de otra manera. Y además (esto es un bono descuento para la próxima compra), me gusta, aunque a veces no comparta tu opinión, el prisma por el que miras el mundo y que tan tan perplejo te deja. Tu mirada es la del extraterrestre que después de estudiarnos se ha quitado de abducir seres humanos.

Un beso, bobo...