domingo, 24 de mayo de 2009

Post de fábula


Esta es la historia de dos bichejos que moraban en el entorno mixto de una charca y el secarral: Un pejesapo y una lagartija.
Ambos estaban visceralmente enemistados desde tiempos remotos, y, enredados en un enfrentamiento a cara de perro y sin viso alguno de resolverse por las buenas. Una pugna en la que el odio se retroalimentaba, siendo a la vez el producto y el residuo de su propia descomposición.
Pero tenía sin embargo su explicación: Las épocas de bonanza en la casa del pejesapo coincidían sin excepción con las de mayores penurias y escasez en las de la lagartija.
Era un simple cálculo de suma cero con el calendario en la mano. La estación de las lluvias sumía al reptil en el letargo y la depresión, mientras que otorgaba el aliento y la vida a la del anfibio. Y por el contrario, cuando llegaban los calores del simún, cambiaban radicalmente las tornas, yendo a parar el bienestar y la alegría de uno a hallarse en poder del otro.
Ninguno de los dos tenía suficiente cerebro para comprender que se trataba de una dinámica ajena a su voluntad, y en gran parte ese era el problema.
Entender que era una ley natural la que lo había dispuesto así, estaba por completo fuera del alcance de sus primitivos bulbos encefálicos, desprovistos de memoria e inteligencia emocional con sus funciones adaptadas a ese cometido.
En el colmo del sinsentido, pues, mutuamente se culpaban de su infortunio y achacaban a la prosperidad del vecino, con la que invariablemente se solapaba este, las causas de sus miserias. La desconfianza y los malos pensamientos de uno y otro les llevaban pues a creer en una teoría simple de recursos limitados por los que habrían de competir. Por supuesto, sin que ninguno de los dos hubiera antes oído hablar de la destrucción mutua asegurada, o por sus siglas en inglés, MAD (loco).
Y así sin saberlo, ese era su objetivo último, guerrear entre sí hasta el final de sus días, cuidándose bien de infligir en el rival el mayor daño posible.
Todo eso sin embargo cambiaría de sopetón una mañana del recién comenzado estiaje. Un día este en el que el sol se había asomado al horizonte con ánimo combativo, y que se intuía como uno de los peores imaginables para la estabilidad del pejesapo y de su charca, con sus cada vez más exiguas reservas hídricas.
Lógicamente la lagartija bailaba y hacía sonar sus maracas desde lo alto de un promontorio vecino. Para sus intereses aquello era jauja. Es más, nunca antes se había encontrado al pejesapo tan maltrecho, tan abatido, tan próximo a arrojar la toalla.
Y eso no hacía sino que su júbilo se incrementase aún más.

- Qué será de mí, oh-la-la, que me arrastro por el fango de la desesperación – canturreaba la lagartija a pleno pulmón, mofándose sin ningún recato de su renqueante enemigo.
- Infatuada lagartija. Tus esfuerzos serán más pronto o más tarde recompensados, y tu felicidad será completa. Hoy mis fuerzas han tocado fondo y me siento claudicar.
- Por fin. ¡Alabado sea Dios! La de plegarias que le habré elevado al altísimo, con las esperanzas puestas en ver llegado este momento.

La lagartija no cabía en sí de gozo. Saltaba, brincaba y sus cabriolas sobre la roca desnuda y ardiente del arenal subdesértico en el que habitaba, casi se podían contemplar a leguas de distancia.
- Oh lagartija – intervino de nuevo el pejesapo - ¡Qué grande es el odio que te profeso! Si con tus ojos pudieras percibir tan solo una décima parte de lo que yo veo cuando te contemplo, el asco te desquiciaría.
- Estupido anfibio. La falta de agua en la que remojar tu viscoso y verrugoso pellejo, la sequedad en que se ahogan tus tráqueas, te ha privado también de la razón. Y más que nunca en este momento, que estaba llamado a ser el de la lucidez, sigues siendo incapaz de comprender que un ser tan horripilante y vomitivo como tú, jamás podría haberse postulado de rival contra mi, una ágil, esbelta y pizpireta lagartija. Tu vida, el gran despropósito esquizoide de un ser depresivo y reconcomido por los celos, era un atentado contra la lógica de buen pensar y un experimento contranatura.
- Pido al cielo que todos te vean con el asco que a mí me inspiras, execrable alimaña – gritó de nuevo el pejesapo, ahora quebrada aún más si cabe su voz por lo dramático de su situación.
- ¿Asco dices?... Muy de agradecer sería, el que de una vez por todas admitieras tu equivocación, y que reconocieses en mí las infinitas virtudes que me adornan. El cielo me ama. El cielo se recrea en mí. Al cielo le gusto yo.
Y en diciendo esto, que abriría sus patas al azul intenso de la bóveda celestial, para con ello proclamar su definitiva e inapelable victoria, la lagartija no tuvo tiempo de ponerse a cubierto, siendo incapaz de evitar el pico hambriento de una gran sombra alada. Una sombra que no era sino la de un hermoso ibis de blanco plumaje, el cual al pasar por allí en vuelo rasante, decidió convertirla en su desayuno.
Apenas superado el susto, y por extraño que parezca, el espanto y la desolación se adueñarían del pejesapo. Ni una mueca de alegría se asomaría a su rostro. El sol continuaba enviando sus abrasadores rayos desde las alturas, la humedad de la charca se seguía evaporando con el mismo paso lento pero incansable, y a la vez, a su ya de por sí trágico devenir se habría añadido ahora otra carga más: El peso invalidante, e inconmensurable, de la soledad.

7 comentarios:

Merce dijo...

Qué bueno!!!

Cierto, da miedo pensar en la total soledad, pero el mundo está lleno de insoportables lagartijas... :-)

Un beso

Genín dijo...

Que lastima no?
Los dos perdieron...
Pero por lo menos, el conservó la vida, y mientras hay vida hay esperanza, mientras que ella la pobre, que trágico modo de morir...
Me ha gustado mucho
Besos y salud

Anónimo dijo...

Gracias por tu visita, mi retiro es voluntario por causa forzosa... estoy estudiando... o hago que estudio... agggg

Un beso

Merce dijo...

El anónimo soy yo :-)

NoSurrender dijo...

bueno, no todos los lagartos tienen ese caracter, eh ;)

Salud!

Dam Ferreira dijo...

great designs here!!
I liked
Congratulations
very beautiful^^

Art Fan Ako dijo...

If my spanish is correct, the lizard is saying "sugar"? Cute one!