Poco se podía imaginar Dios que, después de echar al Hombre del Paraíso, se le fuera a llenar la casa de okupas.
Era, no cabe duda, una posibilidad muy tentadora: Alojamiento gratis, primeras calidades, amplias estancias con todas las comodidades, excelentes vistas, calefacción central, céntrico, con jardín y piscina opcional. No se puede dejar vacío un inmueble de esas características y esperar que no pase nada.
Dicho pronto y mal, que no tiene perdón de dios.
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