Ahora ya no, con la invención del wi-fi y los smartphones,
pero hubo un tiempo en que la conexión del hogar a Internet estaba tan
disputada como los vados de cruzar, o las orillas de abrevar, del Serengueti.
Ñus, cebras, cocodrilos, etcétera, esperando su turno,
acechando en la sombra, en busca de una oportunidad de tener acceso al
“alimento”. Unos pendientes de los otros. Todos ellos viviendo a expensas de lo
que deparare el momento.
Víctimas y verdugos bajo la ley, imperiosa ley, de los
instintos (aún cuando virtuales).
1 comentario:
Gran verdad :)
Salud
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