Llega Enero y una vez más, hay que cambiar el año viejo, a
pesar de estar todavía en bastante buen estado, por uno nuevo.
Yo esto, para qué nos vamos a engañar, nunca lo he entendido
muy bien.
Ya sé que se supone que lo que debería hacer es, como todo
el mundo, ponerme a derrochar felicitaciones y buenos propósitos para con el ilusionante
periodo que empieza, pero es que yo, qué le vamos a hacer, soy de naturaleza
pesimista.
El otro día oí decir no sé donde, y a no sé quien, que la
vida era una carrera de ratas, y, fijate tú, se me quedó grabado.
Por eso he estado pensando que ya desde niños deberían
educarnos para ello, y de alguna manera concienciarnos para lo que nos espera.
De hecho he ideado una serie de dibujos animados, los
“Roedores corredores”, que cumpliría perfectamente la función de a la vez
entretener y educar en esa dirección.
La única pega es que probablemente no se emita en el 2015.
Ni tampoco muy probablemente en el 2016.
Lo dicho, sale más a cuenta no hacerse demasiadas ilusiones,
y salir corriendo a toda prisa tras el taquito de gruyere. Básicamente para no
tener que conformarse con los agujeros.
3 comentarios:
Cuando se graduaban en Márketing en USA, el primer empleo es gerente de producto, a partir de ahí, para ascender, se llamaba carrera de ratas :)
¡Feliz año!
Sin pesimismo...jajaja
Salud
Y si se cumplen?
Genín:
Ser pesimista o ser optimista en realidad sólo afecta al tipo de sorpresas que te da la vida: Agradables o desagradables. ;-)
Merce:
Pues de la incredulidad me estaría pellizcando todo el rato hasta despellejarme vivo. Me saldría lo comido por lo servido. Besos. ;-)
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