Hace 4 años
domingo, 17 de noviembre de 2019
martes, 28 de mayo de 2019
viernes, 26 de abril de 2019
domingo, 27 de enero de 2019
Madrugadictos
Gentes que caminan en estricta soledad
por las calles, oscuras aún, en dirección a lugares en los que
preferirían no estar, y que sin embargo tienen el poder coercitivo
de arrebatarlos de ese medio amniótico que es la cama de cada uno,
minutos antes, e incluso peor todavía, minutos después, de sonar el
despertador.
No es difícil aventurar lo que esas
sombras irán rumiando en su lento pero mecánico deambular.
Raramente otra cosa que pensamientos amargos y desilusionados.
Conflictos sin resolver, e irresolubles. Comparaciones con la buena
fortuna aparente de otros, allegados o no, y deseos más bien poco realistas de un vuelco radical a ese trantrán de infelicidad
puntual.
Puntual, y sin embargo, enormemente
masiva. Cual agujero negro ubicado en el centro de una galaxia
espiral, rodeada de puntitos luminosos que sin ser estrellas, las
imitan bastante bien. Porque todo es ficticio, fantasmagórico, y a la vez
trágicamente verídico. Esa luz soberbia y dominante de los semáforos. Más
tenue, pero resolutiva, la de las farolas. Incómoda de ver, la de
los vehículos en movimiento...
En este universo las únicas que no
brillan con luz propia, son nuestras ideas, y menos mal, porque como
ya dije, a esas horas son sólo secreciones apestosas del alma, tanto
o más que las fisiológicas, las cuales conviene purgar, y
deshacerse de ellas, en la más absoluta intimidad.
martes, 15 de enero de 2019
Salud quebradiza
Todos los años en Enero llega una ola de frío y, a cualquier lugar que uno vaya, el hilo musical con el que es recibido es el concierto de año nuevo de toses, carraspeos, sonado de mocos y estornudos, por citar tan solo los principales instrumentos de viento.
No pasa un invierno en que los virus no osen contagiarte de todo su poder maléfico. Pero bueno, cierto es también aquello que reza el adagio: Quien de joven no es de izquierdas, es que no tiene corazón, quien de viejo no es de derechas es que no tiene cerebro, y quien tras las navidades no pesca al menos un catarro es que no tiene agujero del culo. Por no tener no tiene ni eso, y es difícil existir, y no digamos ya llevar una vida medianamente digna sin uno, con perdón de la ordinariez.
Como imaginaréis he modificado un poco la versión original del dicho, por aquello de puentear los derechos de autor. Internet es la jungla.
Aunque claro está que, enfermar una vez al año, sí que hace daño, y no digamos ya los que se pasan la vida enfermos. Sobre todo esas enfermedades tan raras que fundamentalmente solo tratan de jugar al ratón y el gato con la paciencia de los demás. ¡Una peste bubónica les daba yo!
sábado, 5 de enero de 2019
República Indepe de Kabalgata
No hace falta ser niño para mantener el derecho inalienable a recibir regalos navideños, creo yo... Aunque hay infancias que duran una eternidad, también es verdad... Pero lo cierto es que si no se quiere que a uno lo tilden de crédulo o fantasioso, lila o pánfilo, ha de adaptar su concepto y sus expectativas de lo que son, o deberían ser, los Reyes Magos de Oriente, a un perfil mucho más adulto. Uno en el que todas sus miserias, sus humanas debilidades y flaquezas, quedaran patentemente recogidas y expuestas.
Así, y por contra, lejos de necesitar pasar por el obligatorio trámite de tener que portarse bien, la calidad y cuantía de los regalos sería una mera cuestión de negociar a tres bandas, asumiendo, por supuesto, que en toda la operación ellos se llevarían la parte del león.
La opción del carbón por supuesto queda descartada, pues como es bien sabido de todos, la preocupación por la ecología está en el orden del día de todas las corporaciones multinacionales, sea esta o no, tan ficticia como sus propias majestades, y estas, evidentemente no iban a ser menos. El capitalismo es así, puro escaparate.
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