Llega un momento en esta vida en que, rebasada cierta edad crítica, ya no nos gusta cumplir años. Ya no nos parece divertido, ya no nos ilusionan tanto aquellos regalos de entonces, el cine-exin, el exin-west, el exin-castillos, cuando dependíamos enteramente de la financiación de los “mayores” para satisfacer nuestros caprichos infantiles... Sí, es una fecha incomparable en el calendario, con motivos de sobra para ser recordada con cariño y alegría, pero solo de pensar en que el asilo está un poco más cerca, se le queda a uno cara de exin-momia.
Yo personalmente, hubiera preferido quedarme en los 10 y no pasar de ahí, y si lo sigo haciendo (cumpliendo años) es meramente por prescripción facultativa. Aseguran todos los profesionales de la medicina a los que he consultado que si quiero seguir bien de salud es muy recomendable - más aún, imperativo - el que continúe apagando las velitas con la consabida regularidad anual, y a ser posible, sin excederme con el tamaño de mi porción de tarta.
Afortunadamente, para mi blog, Food and Drugs, la disyuntiva entre que si hay que alegrarse o entristecerse, de si merecía la pena haberse tirado otro año más escribiendo “eso” en Internet o no, y aquí me refiero con “eso”, a ese subproducto reprocesado, básicamente compuesto de lo que se encuentra uno en el recogedor después de pasarle la escoba a la cabeza al final del día: fobias, pataletas retestinadas del curro, amoríos que no dan la talla, le coge aún demasiado pezqueñín.
Y después de todo no es que hayamos hecho gran cosa, pero estoy satisfecho.
Ciertamente un homenaje del estilo de los de Informe Semanal, de esos que a veces hacen que se te salten las lágrimas (que si los exiliados de tal o cual guerra injusta en medio de la selva centroafricana, que si los héroes de tal o cual pueblo que dieron cobijo a perseguidos de las mafias…) estaría muy, pero que muy, re-que-te-bien, pero es evidente que la letra no va con la música.
No se hicieron las margaritas para la boca del cerdo.
Dar las gracias pues, simplemente, como ya hice el año pasado por estas fechas, a mis visitantes regulares, y especialmente a aquellos que más se esforzaron en dar una respuesta coherente a mis desvaríos, por la confianza depositada, y felicitarles también por la fortaleza de ánimo que han demostrado.
Entre nosotros, la lectura es buena, pero no toda.
Por último brindar porque el “nene”, ha superado la barrera fisiológica de los dos añitos, la llamada etapa esfinteriana, y ya no se hace pis y caca en los pañales… ¿O todavía sí?
P.d.: Hablando de aquellos añejos reportajes de Informe semanal… Os recomiendo ver este. Estremecedor.
Yo personalmente, hubiera preferido quedarme en los 10 y no pasar de ahí, y si lo sigo haciendo (cumpliendo años) es meramente por prescripción facultativa. Aseguran todos los profesionales de la medicina a los que he consultado que si quiero seguir bien de salud es muy recomendable - más aún, imperativo - el que continúe apagando las velitas con la consabida regularidad anual, y a ser posible, sin excederme con el tamaño de mi porción de tarta.
Afortunadamente, para mi blog, Food and Drugs, la disyuntiva entre que si hay que alegrarse o entristecerse, de si merecía la pena haberse tirado otro año más escribiendo “eso” en Internet o no, y aquí me refiero con “eso”, a ese subproducto reprocesado, básicamente compuesto de lo que se encuentra uno en el recogedor después de pasarle la escoba a la cabeza al final del día: fobias, pataletas retestinadas del curro, amoríos que no dan la talla, le coge aún demasiado pezqueñín.
Y después de todo no es que hayamos hecho gran cosa, pero estoy satisfecho.
Ciertamente un homenaje del estilo de los de Informe Semanal, de esos que a veces hacen que se te salten las lágrimas (que si los exiliados de tal o cual guerra injusta en medio de la selva centroafricana, que si los héroes de tal o cual pueblo que dieron cobijo a perseguidos de las mafias…) estaría muy, pero que muy, re-que-te-bien, pero es evidente que la letra no va con la música.
No se hicieron las margaritas para la boca del cerdo.
Dar las gracias pues, simplemente, como ya hice el año pasado por estas fechas, a mis visitantes regulares, y especialmente a aquellos que más se esforzaron en dar una respuesta coherente a mis desvaríos, por la confianza depositada, y felicitarles también por la fortaleza de ánimo que han demostrado.
Entre nosotros, la lectura es buena, pero no toda.
Por último brindar porque el “nene”, ha superado la barrera fisiológica de los dos añitos, la llamada etapa esfinteriana, y ya no se hace pis y caca en los pañales… ¿O todavía sí?
P.d.: Hablando de aquellos añejos reportajes de Informe semanal… Os recomiendo ver este. Estremecedor.