domingo, 27 de enero de 2019

Madrugadictos



Gentes que caminan en estricta soledad por las calles, oscuras aún, en dirección a lugares en los que preferirían no estar, y que sin embargo tienen el poder coercitivo de arrebatarlos de ese medio amniótico que es la cama de cada uno, minutos antes, e incluso peor todavía, minutos después, de sonar el despertador.
No es difícil aventurar lo que esas sombras irán rumiando en su lento pero mecánico deambular. Raramente otra cosa que pensamientos amargos y desilusionados. Conflictos sin resolver, e irresolubles. Comparaciones con la buena fortuna aparente de otros, allegados o no, y deseos más bien poco realistas de un vuelco radical a ese trantrán de infelicidad puntual.
Puntual, y sin embargo, enormemente masiva. Cual agujero negro ubicado en el centro de una galaxia espiral, rodeada de puntitos luminosos que sin ser estrellas, las imitan bastante bien. Porque todo es ficticio, fantasmagórico, y a la vez trágicamente verídico. Esa luz soberbia y dominante de los semáforos. Más tenue, pero resolutiva, la de las farolas. Incómoda de ver, la de los vehículos en movimiento...

En este universo las únicas que no brillan con luz propia, son nuestras ideas, y menos mal, porque como ya dije, a esas horas son sólo secreciones apestosas del alma, tanto o más que las fisiológicas, las cuales conviene purgar, y deshacerse de ellas, en la más absoluta intimidad.

4 comentarios:

Genín dijo...

Yo, es que no las he olido nunca... :)
Salud

Food and Drugs dijo...

Hola Genín,

Los pensamientos depresivos huelen a alimaña muerta, a materia orgánica en descomposición. Tienen un hedor característico insoportable, y desde luego, ante ellos, la mejor receta es taparse las narices y pasar de largo a la mayor celeridad.

Salud

Alís dijo...


Lo de la infelicidad y esos pensamientos es como el huevo y la gallina, ¿qué es antes?
Te leía y me preguntaba si eres de esas gentes o las viste cuando volvías, pero intuyo que lo primero. ;-)

Bicos

Food and Drugs dijo...

En efecto Alís, yo hace tiempo que me pasé al enemigo. La vergüenza caiga sobre mí.

Bicos